
El fanatismo religioso, la pobreza y la falta de educación son los enemigos de los llamados niños “endemoniados” de África. Basta que una persona que se diga “profeta” señale a un menor como poseído para que lo torturen, abandonen y hasta asesinen.
Nigeria es uno de los países africanos con fuertes creencias en la brujería y la magia negra. Esto pone en jaque a varias ONG del mundo, que al llegar al territorio se asombran de las atrocidades cometidas a pequeños indefensos.
Las organizaciones sin fines de lucro estiman, por ejemplo, que en la última década unos 15 mil niños han sido acusados de estar embrujados.
De acuerdo con el Mundo, los “profetas” se encargan de extender la voz de que un determinado niño es el causante de la “destrucción, enfermedad o muerte” en su familia.
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